Lugo y Mirandés
viven el mejor momento deportivo de su historia, pero las dificultades para
reunir el capital social fijado para su conversión en Sociedades Anónimas Deportivas
podrían hacerlos volver a la 2ªB.
Corría
el verano de 2012 cuando Club Deportivo Lugo y Club Deportivo Mirandés conseguían
su más ansiado objetivo: ascender a la categoría de plata del fútbol español.
Casi
un año más tarde, ambos conjuntos parecen muy cerca de sellar su permanencia
deportiva en la Segunda División, consiguiendo un hito histórico para dos
ciudades de menos de 100.000 habitantes.
Curiosamente,
eran sendos penaltis los que valían la promoción de ambos equipos: uno de Pablo
Infante, en Palma de Mallorca; otro de Manu Rodríguez, en Cádiz. Curiosamente,
también hay un motivo común para un posible descenso administrativo: el dinero.
Y
es que desde principios de la década de los 90 del pasado siglo, todo club que
milite en una categoría profesional (Primera o Segunda División) debe
convertirse en Sociedad Anónima Deportiva (SAD).
Por
entonces, el ejecutivo de Felipe González creyó que esa era la mejor forma de
sanear la deuda del fútbol, que ya comenzaba a ser escandalosa, aunque ni se
aproximaba a las cifras actuales. Era la Ley 10/1990, que excluía de la
conversión a aquellos clubes que no hubiesen presentado pérdidas en los tres
cursos anteriores (FC Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Atlético
Osasuna).
Tampoco
Lugo y Mirandés presentan deudas, pero llegaron demasiado tarde al fútbol
profesional para ser incluidos en ese grupo.
Y encima, las cosas han cambiado demasiado
desde entonces. En aquella primera conversión, el capital social a reunir por
ciudades de un tamaño similar a Lugo o Miranda, como Santiago de Compostela o
Éibar, fue de 87 y 65,7 millones de pesetas (en torno a 520.000 y 395.000
euros), respectivamente.
Ahora,
el Lugo, con tan solo 3.907 socios, debe reunir 3.031.000 € y el Mirandés, con
3.044, 2.240.600 €.
Una
vez entrados en la tercera y definitiva fase de venta de acciones, en la que
también los no abonados pueden participar, las expectativas no son demasiado
positivas.
En
Miranda de Ebro, hasta ahora, solo han sido suscritos 262.168 €, pese a que el
club ha decidido que, a quién compre acciones por 300 € o más, le regalarán el
abono del club para la próxima temporada.
El
Lugo, por su parte, apenas ha reunido 500.000 €, aunque se presupone que tendrá
mayores facilidades para culminar su proceso de transformación en SAD ya que el
Concello y la Diputación de Lugo planean comprar acciones por valor de un
millón y medio de euros.
Así
es el fútbol, o, más bien, así son los negocios. Dos clubes viviendo un momento
de máximo esplendor deportivo que se ve truncado por la obligación de convertirse
en SAD.
Parece
que en Miranda solo quedan dos opciones: o el club desciende por no reunir el
capital o llega un inversor totalmente ajeno a la ciudad y el equipo.
En
Lugo, la situación parece más tranquila gracias al apoyo de la Administración,
pero, del mismo modo, una institución completamente saneada se verá obligada a
“contraer una deuda” con Concello y Diputación.
(Foto:
www.cdlugo.com)
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